domingo, 13 de junio de 2010

Fiebre Mundialista.


“Las neurosis noógenas tienen su origen no en lo psicológico, sino más bien en la dimensión noológica (del griego noos, que significa mente), de la existencia humana. Este término logoterapéutico denota algo que pertenece al núcleo "espiritual" de la personalidad humana…”

Victor Frankl. (1905-1997) [1]


En días recientes conversaba con un amigo mío sobre cómo se vive la euforia por la copa del mundo del llamado juego del hombre, y concluíamos que seguramente más de algún pensador crítico en el orbe se habrá preguntado ¿por qué tanta efervescencia? por un “jueguito”, como muchos dirían, enajenante y absurdo, que no pasa de ser un grupo de hombres corriendo detrás de una pelota. Pero me parece que el significado intrínseco que este deporte tiene no sólo para la vida personal de quienes lo juegan y lo contemplan, sino para el mundo entero, en términos de realización, va mucho más allá de lo que pudiéramos suponer a simple vista. Me explico.
En los albores de la humanidad, los primero grupos humanos se caracterizaron por su solidaridad frente al peligro, frente a lo extraño, frente a lo invasivo, y cuando era necesario se enfrentaban cuerpo a cuerpo en arduas y peligrosas batallas que los podían conducir solo a dos posibles resultados: el triunfo o la derrota, la cual significaba literalmente la muerte, comprenderemos que el significado de ganar era mucho más que una simple especulación y deseo, implicaba la sobrevivencia misma. Paulatinamente este esfuerzo de colaboración ha perdido la forma original de lucha por la vida para irse relacionando más con una expresión de pertenencia, de identidad y de sentido frente a la existencia… ¿Y por qué es importante esto? Bueno, al decir de Víctor Frankl, el creador de la Logoterapia, el sentido de vida es la fuerza interna que permite que el hombre exista, simple y llanamente. El ser humano necesita de un motivo para vivir, de una forma de expresarlo y de sentirse parte del intento por hacerlo valer. A diferencia de lo propuesto por Freud y Adler, Frankl se refiere a la parte espiritual de la vida, a la parte que nos hace típicamente humanos y no a los motivos externos o cognitivos que nos ponen en conflicto frente a nosotros mismos y nuestras naturales tendencias.
Y bueno, personalmente pensamos que tiene razón, no solamente en lo relativo al futbol, sino precisamente porque el futbol, al igual que muchos otros motivos (la música, la pintura, el baile, el canto, la familia, el trabajo, el altruismo, la educación, la religiosidad, etc.) se convierte en un instrumento de realización de ese sentido de ser y de pertenecer al que todos tendemos de una manera natural. El sentido de vida se convierte en algunos momentos, incluso en un símbolo de libertad, otra de las búsquedas permanentes del hombre, y base fundacional de la logoterapia. Para poder acceder a él se precisa de libertad para decidir y como sobradamente nos lo mostró el autor de esta terapia, ello no necesariamente implica que no existan impedimentos externos, sino que es lo interno lo que debe prevalecer….
Baste recordar, por ejemplo, cómo cuando las fuerzas afganas fueron sometidas, en el estadio deportivo que fuera escenario de las más grandes vejaciones a los derechos humanos, donde se lapidaban (hasta la muerte) a las mujeres que “osaban” faltarle al respeto a un varón hablando con él sin su autorización, o que eran señaladas como infractoras de cualquiera de las medidas “dictadas” por el Islam (según su personal interpretación) lo primero que ocurrió fue que tanto soldados como civiles se pusieron a jugar futbol soccer.
Lo mismo ocurrió cuando fue derribada la estatua de Saddam Hussein en Irak, a la entrada del ejército americano a Bagdad… ¿Por qué el soccer? Algunos dicen que porque es el juego más democrático que existe, porque solo requiere de un objeto esférico y de una portería que puede llegar a armarse incluso con dos piedras a ras de suelo….y por esa razón todos tienen acceso a él, hasta los más pobres entre los pobres….
En los tiempos modernos el sentido de la vida se encuentra ciertamente diluido frente a tanta estimulación material, pero la natural tendencia de buscar ese algo que oriente nuestra existencia es perenne, por ello, surge a la menor oportunidad y se manifiesta en cualquier motivo. Otro asunto será si el sentido que encontramos es verdaderamente válido o no, pues seguramente no es lo mismo apasionarse y rasgarse las vestiduras ante un “duelo nacional” que comprometerse por apoyar a los más desprotegidos, o dedicar enteramente la vida a la música….. pero todo aquello que tenga sentido para una persona, vale, con independencia de lo que piensen los otros.
Que distinto sería nuestro mundo si todos nos diéramos la oportunidad de buscar conscientemente y de encontrar ese motivo esencial personal, que nos permita la realización, si pudiéramos desarrollarlo y nos entregáramos a él, evitaríamos la frustración neurótica noógena (la del espíritu), la que nos hace vivir enajenados, enojados, molestos y vacíos.
Así, haciendo eco de las palabras de Frankl, ojalá pudiéramos elegir, no lo que nos pasa, sino qué hacer con lo que nos pasa…y que entre nuestras opciones prevalezca la que nos llene, la que nos haga ser partícipes del amor universal, del que se comparte y hace florecer todo lo que toca … Ojalá pudiéramos encontrar en cada hecho de la vida el sentido que nos provee en su existencia, aprovechar y vivir el amor, aprovechar y vivir el dolor, sacando de cada uno siempre y sólo lo mejor…, y bueno ….. todo por un balón….

“Carpe Diem”

*Dehumin: Desarrollo Humano Integral. dehumin@hotmail.com
[1] http://homepage.mac.com/eeskenazi/frankl.html

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